Manolo Chinato

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Publicado por: Lucia
Jueves 23 De Mayo De 2013

Manolo Chinato es un poeta español, nacido el 31 de diciembre de 1952 en Puerto de Béjar (Salamanca). Sus poesías tratan principalmente temas bucólicos, sentimentales y sociales y parte de su obra ha sido publicada en un libro titulado Amor, rebeldía, libertad y sangre. Es conocido por haber colaborado con varios grupos de rock, como Extremoduro, Platero y Tú o Marea.

 
De su obra cabe destacar versos tan bellos como estos:

 

Tengo ronca el alma de quererte

en esta soledad llena que me ahoga;

tengo los ojos llenos de luz de imaginarte

y tengo los ojos ciegos de no verte;

Tengo mi cuerpo abandonado al abandono

Y tengo mi cuerpo tiritando de no poder tocarte;

Tengo la voz tosca de hablar con tanta gente

Y tengo la voz preciosa de cantarte;

Tengo las manos agrietadas de la escarcha

Y tengo las manos suaves de en el cielo acariciarte;

Tengo soledad, luz, alegría, tristeza,

Rebeldías, amor, sonrisas y lágrimas...

 
Soy eterno viajero de sueños e ilusiones.

Soy eterno viajero de amores.

Cruzaré los mares en mi barco pirata

con los cañones acenagados

y mi bandera será blanca.

 
Dominaré los aires como un pájaro

desprendiendo de mi cuerpo

blancas y multicolores plumas de amor y paz.

 
Cabalgaré por valles y montañas a lomos de mi Gitana

Sin dejar más señal para el retorno

que la sonrisa y la amabilidad.


Escucharé hisotias escalofriantes de viejos.

Contaré historias inventadas

a preciosos niños dulces y traviesos;

 

y amaré tierna y locamente

a la mujer que merezca del amor puro

de aquel dulce vagabundo.

(Eterno viajero)

 

 He salido a la calle abrazado a la tristeza:

vi lo que no mira nadie y me dio vergüenza y pena.

Soledad que te pegas a mi alma

en la dulce soledad de este campo de otoño.

No hay momentos de sosiego.

Rebeldía pura de amores sin amores.

Ilusiones puras y puros conformismos

intentando levantar el espíritu nostálgico

de querer estar contigo y nunca estarlo.

 

Los llantos desconsolados que estrangulan las gargantas;

los ancianos encorvados: parece que la tierra les llama.

 

Volverás de vez en cuando a estas tierras agrietadas

y verás de nuevo a quien te ama borracho;

borracho de amores y libertades.

Y también de vinos por olvidarte. Borracho...

 

Me da pena que se admire el valor en la batalla;

menos mal que con los rifles no se matan las palabras.

 

Y si surgen saludos y palabras

tal vez notes la dureza de mi estilo

queriendo no herirte en nada,

y en mi soledad sólo herirme yo mismo.

 

La justicia está arrestada por orden de la avaricia;

el dinero que te salva es el mismo que te asesina.

 

Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero

sin miedo a leyes ni a nostalgias

y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo,

con la pura bandera de su raza.

 

Soledad de amores triste y pura,

soledad de amores y locura.

 

No me des más esperanzas: sé que todo son mentiras;

sacos llenos de agujeros para guardar alegrías.

 

Y verás sin duda el resurgir poderoso del guerrero

sin miedo a leyes ni a nostalgias

y lo verás caer una y mil veces y levantarse de nuevo,

con la pura bandera de su raza.

 

Me da pena que se admire el valor en la batalla;

menos mal que con los rifles no se matan las palabras.

 

Soledad de amores triste y pura,

soledad de amores y locura.

 

(Abrazado a la tristeza)

 

 

Soy igual que tú eres, viento.

Me pienso, me sublevo.

Acaricio montañas llenas de aromas y sueños,

de niños, de ciervos...

Barro dictaduras y a mo la paz y el sosiego

y detrás de mí, soplo de viento,

vienes tú conmigo pa' meterles miedo.

Y pa' los labriegos y los ganaderos

vienes tú conmigo p'acariciar sus sueños

y darles el agua que estaban pidiendo

a dioses confusos... a dioses sin cielo.

 

Déjame ir contigo rebelde y risueño.

Déjame ir contigo, libre como el viento.

Déjame ir contigo que en tí están mis sueños.

Déjame ir contigo...

o se irá mi sueño.

 

(Viento dejame ir contigo)

 

 

 

Anoche pasé frío y me desenamoré un poco.

Anoche pasé frío y fui poeta.

Anoche, mientras mi carne se helaba

y mi alma en mi cuerpo se escondía,

vi como mi amor para ti

era un juguete pasado ya de moda que ya nada valía.

Cualquier amanecer echarán

al viejo juguete de mi amor a un carro de basura,

y alefándose en la amarga soledad

oirá al carretero dar palos a su mula

que todo se lo da por un poco de paja

y, a veces, pochas uvas.

 

Y estaré allí donde ya nada vale nada

hasta que algún día una dulce gitanilla,

con mocos y pecas en la cara,

limpie con su manga grasienta

la suciedad que la sociedad pegó a mi alma;

y volveré a ser un juguete reluciente de amor y de alegría.

 

¡Que importa que me engañes si luego me sonríes!

¡Qué importa ser poeta o ser basura!

Anoche pasé frío en el cuerpo y en el alma...

Anoche pasé frío y quedó mi libertad de amor helada.

 

(Juguete de amor)

 

A la sombra de mi sombra

me estoy haciendo un sombrero;

sombrero de largas pajas

que he recogido del suelo.

Lo haré con el ala ancha,

que casi llegue hasta el cielo

pa' muchas veces no ver

las cosas que ver no quiero.

 

No quiero ver injusticias ni miserias;

no quiero ver militares ni princesas;

no quiero ver dictaduras ni pobrezas;

no quier ver religiones ricas, ni reinas.

Que sólo quiero yo ver a los pobres sin miseria;

a los ricos sin dinero desnudos en esta tierra;

a infinitos corazones unidos por el amor

y unidos contra la guerra.

 

A la sombra de mi sombra

me estoy haciendo un sombrero

pero voy a dejar de hacerlo

para luchar con dos güevos.

 

(A la sombra de mi sombra)

 

¿Qué tiene tu veneno que me quita la vida sólo con un beso

y me lleva a la luna y me ofrece la droga que todo lo cura?

Dependencia bendita; invisible cadena que me ata a la vida,

y en momentos oscuros palmadita en la espalda y ya estoy más seguro.

Se me ponen si me besas rojitas las orejas.

 

Pon carita de pena que ya sabes que haré todo lo que tú quieras.

Ojos de luna llena: tu mirada es de fuego y mi cuerpo de cera.

tú eres mi verso, pluma, papel y sentimiento;

la noche yo, y tú la luna; tú la cerveza y yo la espuma.

 

Se me ponen si me besas rojitas las orejas.

 

Tengo ronca el alma de quererte

en esta soledad llena que me ahoga;

tengo los ojos llenos de luz de imaginarte

y tengo los ojos ciegos de no verte;

tengo mi cuerpo abandonado al abandono

y tengo mi cuerpo tiritando de no poder tocarte;

tengo la voz tosca de hablar con tanta gente

y tengo la voz preciosa de cantarte;

tengo las manos agrietadas de la escarcha

y tengo las manos suaves de en el cielo acariciarte;

tengo soledad, luz, alegría, tristeza,

rebeldías, amor, sonrisas y lágrimas...

 

Y también te tengo a ti, preciosa,

caminando por las venas con mi sangre.

 

(Rojitas)

 

Quisiera que mi voz fuera tan fuerte

que a veces retumbaran las montañas

y escuchárais las mentes-social-adormecidas

las palabras de amor de mi garganta.

 

Abrid los brazos, la mente y repartíos

que sólo os enseñaron el odio y la avaricia

y yo quiero que todos como hermanos

repartamos amores, lágrimas y sonrisas.

 

De pequeño me impusieron las costumbres

me educaron para hombre adinerado

pero ahora prefiero ser un indio

que un importante abogado.

 

Hay que dejar el camino social alquitranado

porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas

hay que volar libre al sol y al viento

repartiendo el amor que tengas dentro.

(Ama, ama, ama y ensancha el alma).

 

 

 La soledad no está tan sola...

¡No ves que a mí no me abandona!

Como una tempestad que va arrancando los tejados;

no sé quien me quitó lo que jamás me había dado.

Me asomo a la ventana siempre está lloviendo

y en mi vieja radio suena "Sol de invierno".

Perdido en el camino entre el amor y el odio;

tan cerca del cielo como del demonio...

 

¿Qué ha pasado que no quiere salir?

- Un rayito de sol que me ayude a vivir.

¿Qué ha pasado? ¿Se ha olvidado de mí?

- Y yo me siento triste si el cielo está gris.

 

Dame licor de ala de gaviota:

quiero volar, mojarme con las olas.

Dame licor de oreja de conejo

que quiero oír tu voz aunque estés lejos.

 

Venga, Manolillo, déjame el sombrero;

el del ala ancha que llega hasta el cielo.

Ponlo boca arriba, llénalo de versos;

déjalos volar, ¡que los reparta el viento!.

 

¿Qué ha pasado que no quiere salir?

- Un rayito de sol que me ayude a vivir.

¿Qué ha pasado? ¿Se ha olvidado de mí?

- Y yo me siento triste si el cielo está gris.

 

(Si el cielo está gris)