El Coche Fantástico

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Publicado por: Admin
Jueves 23 De Mayo De 2013

Dificultad: Media.

Érase una vez, en el mundo de las teleseries de éxito del siglo pasado, un coche negro, con un elegante acabado deportivo y que se caracterizaba por un haz de luces rojas delanteras que se movían cíclicamente de izquierda a derecha. Se llamaba Kitt, y era un coche verdaderamente simpático. Creado por la fundación Phoenix, ponía sus circuitos electrónicos al servicio de Michael Knight, su intrépido conductor. Juntos deambulaban a lo largo y ancho de EEUU luchando contra todo tipo de injusticias.

La tecnología ha avanzado mucho en los últimos 20 años, pero no lo suficiente para que nuestros coches hablen con el mismo sentido del humor con el que lo hacía el entrañable Kitt. Con lo bien que nos vendría semejate habilidad para que fuese cómplice de nuestras sorpresas... Pero como decimos muchas veces, no hay imposibles para el buen romántico y hoy lo demostraremos una vez más.

Llevar esta idea a cabo requerirá que tengáis un coche con reproductor de CD como mínimo. Si además sois los conductores del mismo y podéis controlar el equipo de música desde el volante, estaréis en la situación ideal para convertir en realidad esta propuesta.

Lo primero que tenéis que hacer es pensar en la situación en la que realizaréis la sorpresa. Tenéis que pensar como guionistas de una escena en la que intervienen tres personas: vosotros, vuestra pareja y el coche. Imaginad las cosas que diréis, las que os dirán y lo que responderéis. Cuando sepáis todo lo que tendréis que decir, grabad lo que le toque al coche en el cd empleando un archivo diferente para cada frase. No estará de más que os descarguéis un modulador o un sintetizador para que el cd grabado no suene con vuestra voz. Memorizad qué pista del disco se corresponde con cada frase, de forma que podáis expresaros con agilidad cada vez que queráis que el coche diga algo.

Una vez hecho lo anterior, el resto es fácil. Llevad a vuestra pareja al coche y jugad con el play y el orden de las pistas. Las posibilidades son casi infinitas. Imaginad que nada más entrar en el coche, éste suelta un piropo al copiloto, le cuenta algún chiste, anécdota, declaración de amor, le dice que mire debajo del asiento para dar con un regalo, mantiene una conversación con vosotros, etc.